-Sí, junto con Paz y Chema, y son los tres que se las llevan siempre dobladas, pero no cambian.
-Se ha convertido en un referente de los inmigrantes.
-Sí, me sorprendió bastante porque estaba acostumbrado a hacer teatro y desconocía la repercusión que tiene el medio, y en especial esta serie. Me pilló de sopetón, pero estoy contento porque la gente latinoamericana ha cogido cariño al personaje por esos matices, porque se le ve honrado, que trabaja para un déspota, pero aún así cuida al dueño. El otro día un chiquito me dijo por la calle que le llamaban Machupichu, todo orgulloso. Y `hombre!, el personaje no deja de ser un explotado, pero aún así se identifican con él, lo toman como referente. Me sorprende porque mi papel no deja de ser pequeñito, no tiene la importancia de los protagonistas.
-Es que es muy buena persona.
-Sería más preocupante que tomaran como referente a Mauricio.
-¿Hay muchos Machupichus en España, tan explotados?
-Explotados espero que no, aunque ya sabemos que en todos los cocidos hay un garbanzo que se queda duro. Me imagino que sí habrá gente que tenga que trabajar muchas horas al cabo del día para llevarse un sueldo mínimo, aún más con la crisis. Probablemente también hay empresarios que están aprovechando el tirón de la crisis para apretar más los sueldos. Pero me parece que la crisis está dando a todos los palos.
- ¿Cree que los latinoamericanos inmigrantes son tan sumisos como su personaje?
-Vienen de una cultura completamente distinta. No quiero pensar que esa sumisión sea por su propio carácter, pero sí son muy reservados y tímidos. Prefieren ver, oír y callar antes de soltar una mala palabra. Por otra parte, mi personaje ya está más amoldado a la manera de ser española. Ahora mismo ya no es tan abnegado.
Corazoncito
-Antes, cuando Mauricio le hacía alguna perrería, ponía carita de qué desgraciado soy, y ahora es más bien de te estás pasando ya mucho.
-A este hombre se le está viendo el corazoncito, con independencia de la ideología que tenga porque estamos en una democracia. Me gustaría pensar que sí tiene que haber Mauricios, al menos que se ablanden así.
-Usted es español de padre japonés Una mezcla poco usual.
-Sí, mi madre es española, fue artista, bailaora de flamenco, en una gira conoció a mi padre y nací yo. A los dos meses de vida nos vinimos para España. No puedo ser más español, hasta hice la mili.
-¿Y cómo fue el dedicarse a la interpretación?
-Tenía ese gusanillo. De niño mi madre me llevaba al Corral de la Pacheca, donde trabajaba.